jueves, 16 de agosto de 2012
“No tenemos prisiones, sino tumbas”
Un gran retrato de Bachar el Asad aparece sonriendo en la cuneta derecha de la autopista que lleva de Homs a Damasco, una ruta tomada por el régimen. Varios controles de policía paran vehículos al azar, buscando a combatientes rebeldes que se dirigen hacia la capital y grandes camiones del Ejército gubernamental se mueven a sus anchas conducidos por soldados vestidos de verde oscuro, escoltados por coches repletos de shabiha (sanguinarias milicias de El Asad). A ambos lados del camino se avistan francotiradores mirando a través de sus miras telescópicas, apostados en los tejados. El espectáculo es aterrador para todo miembro de la resistencia que se mueva por las carreteras del sureste del país.
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