domingo, 19 de agosto de 2012

El fulgor salvaje de los pieles rojas

La palabra “indios” –mejor con exclamación: “¡indios!”– despierta en mí emociones incontenibles. Imágenes de bosques tenebrosos donde enrojece el tomahawk –el hacha de guerra– y donde las partidas de hurones y franceses siguen como alimañas el rastro de nuestros mocasines; de praderas deslumbrantes estremecidas por el galopar de los sioux y cheyennes; de desiertos rotundos donde el apache ejercita su notable crueldad y masculla su venganza; de pantanos infestados de aligátores y semínolas; de mortíferos desfiladeros, donde invariablemente te atrapan los recalcitrantes kiowas… Leer mas

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